sexta-feira, 5 de outubro de 2018
62 - MODELO PARA ARMAR
"62/Modelo para armar es el summum del trabajo cortazariano; un modelo literario en el cual "la transgresión deja de ser tal", y en el que el lector también deja de serlo para convertirse él mismo en una parte activa que va destejiendo imagen tras imagen, frase tras frase, con el fin de descubrir el hilo conductor del relato, y dar forma y figura a los personajes".
(Decir esto y decir nada es más o menos lo mismo, pero es lo que pone la contraportada de mi edición)
La comparación con Rayuela es inevitable, partiendo de la base que 62/... se esboza precisamente en el capítulo 62 de Rayuela, donde se plantea un modelo hipotético de novela y de cómo se relacionan e influencian los personajes entre sí. En ambos libros nos encontramos con un grupo heterogéneo de personajes, un grupo de amigos de distintas nacionalidades, entremezclándose mejor o peor entre sí. Si en Rayuela teníamos que ir "saltando" de un capítulo a otro, intercalando el devenir del relato con un montón de otras cosas que se adjuntaban alrededor, en 62/... la lectura es lineal, desaparecen los capítulos, pero a través de espacios en blanco nos encontramos saltando nuevamente, aunque esta vez en tiempo y espacio. La historia ocurre simultáneamente en Londres, París y Viena, y los tiempos se cruzan una y otra vez, y a uno no le queda más que tratar de armar y entender el devenir de los hechos y los personajes a medida que vamos leyendo. Los saltos se dan incluso dentro de cada segmento, cuando el narrador pasa de la tercera a la primera persona, y en este último caso, la primera persona puede cambiar de un interlocutor al otro, sin previo aviso, pero de una manera tan fluida que parece completamente natural.
Sobre los personajes...
Primero quisiera aclarar que aunque sabía que este libro tenía que ver con el capítulo 62, 1) por supuesto que no me acordaba nada de qué se trataba dicho capítulo, 2) no lo releí hasta ahora, unos días después de haber terminado el libro. Entonces, para hablar sobre los personajes, me remitiré a fragmentos de dicho capítulo, que sabrá explicar mejor que yo su esencia (e incluso el motivo del libro en sí):
"(...) basta una amable extrapolación para postular un grupo humano que cree reaccionar psicológicamente en el sentido clásico de esa vieja, vieja palabra, pero que no representa más que una instancia de ese flujo de la materia inanimada, de las infinitas interacciones de lo que antaño llamábamos deseos, simpatías, voluntades, convicciones, y que aparecen aquí como algo irreductible a toda razón y a toda descripción: fuerzas habitantes, extranjeras, que avanzan en procura de su derecho de ciudad (...) Si escribiera ese libro, las conductas standard (incluso las más insólitas, su categoría de lujo) serían inexplicables con el instrumental psicológico al uso. Los actores parecerían insanos o totalmente idiotas. No que se mostrarán totalmente incapaces de los challenge and response corrientes: amor, celos, piedad y así sucesivamente, sino que en ellos algo que el homo sapiens guarda en lo subliminal se abriría penosamente un camino como si un tercer ojo parpadeara penosamente debajo del hueso frontal. Todo sería como una inquietud, un desasosiego, un desarraigo continuo, un territorio donde la causalidad psicológica cedería desconcertada, y esos fantoches se destrozarían o se amarían o se reconocerían sin sospechar demasiado que la vida trata de cambiar la clave en y a través y por ellos, que una tentativa apenas concebible nace en el hombre como en otro tiempo fueron naciendo la clave-razón, la clave-sentimiento, la clave-pragmatismo".
Para alguien que haya leído y disfrutado obras como Rayuela, La vuelta al día en 80 mundos o Último Round, esta no será la excepción.
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