sábado, 15 de setembro de 2018

DON GENARO FLORES


Gentilmente sacudí a Genaro. Se volvió hacia mi muy despacio como quien se va despertando de un profundo sueño. Estiró los brazos y me miró pero no eran humanos los ojos de Genaro. Sin querer grité y dí un enorme salto a atrás. Los ojos de Genaro eran dos puntos que irradiaban una intensa luz ambar. Me impactó tanto el terror que quedé mareado y Don Juan debió darme varias palmadas por la espalda para que recuperara el equilibrio.

Genaro se irguió y me sonrió . Estaba rígido y se movía como si estuviera borracho o impedido. Pasó por mi lado y caminó directamente hacia la pared. Me encogí ante su inminente choque pero Genaro pasó a través de ella.

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