Recordemos el comentario de Oliveira acerca de un extraño texto morelliano en Rayuela:
"En el fondo sabía que no se puede ir más allá porque no lo hay". La frase se repite a lo largo de toda la página, dando la impresión de un muro, de un impedimento. No hay puntos, ni comas, ni márgenes. De hecho, un muro de palabras ilustrando el sentido de la frase, el choque, el choque contra una barrera, detrás de la cual no hay nada. Pero hacia abajo, y a la derecha, en una de las frases falta la palabra lo. Un ojo sensible descubre el hueco entre los ladrillos, la luz que pasa (Rayuela: 425).
Ese "hueco" es apertura y revelación. Es la poética del "intervalo" a la que se hace referencia en "Traslado", un texto de Territorios en que Cortázar comenta la obra del pintor argentino Leo Torres Agüero. Es el gesto que se marca para mostrar en él lo que "el poeta llama la Realidad", una realidad más vasta, más allá de la percepción habitual. Es la entrevisión que se condensa en Prosa del observatorio:
esa hora que puede llegar alguna vez fuera de toda hora, agujero en la red del tiempo, esa manera de estar entre, no por encima o detrás sino entre...
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